¿Ahora sí vas a pasar el ENARM?

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La verdad es que el año pasado no le echaste todas las ganas que debiste para pasar el ENARM, estabas con otras ocupaciones, el servicio social era muy pesado o tenías mucho trabajo, no tomaste el curso que debiste haber tomado o simplemente no era tu año; pero eso no quiere decir que no te hubiera gustado quedarte con la plaza, en el lugar que tú querías, como sí lo hicieron algunas de tus amistades.

Bueno, la verdad es que no lo tomaste tan en serio porque no te habías enfrentado al mundo, no habías comprobado que ser médico general fuera tan mal pagado ni tan poco valorado. ¿Cómo es posible que haya gente que se mantenga de médico general?, ¿cómo le hacen los que deben sostener una familia? Tampoco es que te hayas traumad@ ni nada por el estilo, ya las cosas no son como antes, cuando los que no pasaban el ENARM se sentían avergonzados todo el año, dejaban de reunirse con los excompañeros, censuraban la noticia entre los familiares, se inventaban excusas tontas o simplemente se iban de la ciudad…pero eso tampoco es como antes. Ahora no te puedes dar el lujo de no ser productiv@, ya de por sí da un poco de pena regresar a vivir con los papás, hay que contribuir con los gastos, demostrar que los sacrificios de algo valieron. Aunque, siendo sinceros, sí es duro enfrentar el mundo desde el fracaso, porque eso es, un fracaso; casi todos los que se enteran de que estudias medicina quieren saber si te has especializado, luego hay que platicarles que hay que competir, que es un examen con “trucos”, que las calificaciones que se necesitan son cada vez más altas y que tal vez haya “algo” de corrupción cuando por dentro sabes, con total certeza, que el asunto se resume a una sola cuestión: No estudiaste lo suficiente ni tan bien orientad@ como debiste hacerlo.

Pero ahora es diferente, ¿no es cierto? Ahora empezaste a estudiar a las dos semanas de que viste tu calificación reprobatoria, no perdiste el tiempo en páginas de internet con preguntas sacadas de quién sabe dónde, revisadas por casi nadie y con un grado de dificultad calibrado con quien sabe qué, al contrario, encontraste una buena fuente de preguntas realizadas por gente confiable y hasta puedes practicar sin internet. También te separaste de las redes sociales y te formaste un grupo de estudio comprometido, no un club de borrachos con whatsapp™; te pusiste a revisar la medicina general del país, no las tonterías para apantallar estudiantes, ahora sí resultó de verdadero interés para ti la pediatría y la ginecología, las estrategias de escrutinio y los factores pronósticos, los medicamento indicados, la probabilidad de diagnóstico, las escalas útiles; pero también entendiste que el ENARM es un instrumento imperfecto para medir a los médicos generales mexicanos, que también se equivocan cuando preguntan cosas irrelevantes, anticuadas o extraordinariamente raras, pero que eso no invalida el proceso, porque ahora lo único que este examen representa para ti es una valla que hay que superar para continuar tu carrera para ser el médico que quieres ser.

También te lo has tomado con otra filosofía, sabes que no necesariamente hay que ser especialista para que te respeten, que hay otros posgrados válidos, que con mucho ahorro puedes especializarte en otros países y en algunos ni siquiera tienes que hacer examen; entendiste que debías estar plenamente convencido de que te quieres especializar porque te gusta, porque no te visualizas de otro modo más que ejerciendo eso que tanto te apasiona, pasaron a segundo término los demás y sus intereses, ahora lo que rige tus actos es lo que legítimamente quieres.

Ahora que es agosto sabes que el ENARM está muy cerca y en vez de estar irritable y con las reservas de energía agotadas, como en el año pasado, casi has terminado tu programa de estudio, lo cual te da tranquilidad, alcanzarás a hacer un repaso, una última simulación para afinar detalles y, finalmente, tomarte un merecido descanso antes del examen…¿o no?